lunes, 29 de agosto de 2011

Celos

Celos. Celos, celos y más celos. ¿Por qué no puedes dejar de sentirlos? Amiga, ¿por qué nos envidiamos la una a la otra? Es esto sano? ¿Es bueno acaso? No... y sin embargo, ¿por qué no somos capaces de alegrarnos la una por la otra, yo de ti y tú de mí? ¿Por qué seguimos añorando lo ajeno? No podemos discutir por estas tonterías; No, te aprecio demasiado para detenerme por esta nimiedad.
Haré lo que sea por ti: sonreiré cuando desee llorar; hablaré alto y claro cuando trates de torturarme con tu silencio acusador; me levantaré cuando con tus palabras envenenadas me derrumbes; te abrazaré con fuerza cuando rechaces mi cariño, mi tacto.

Ante todo, no me rendiré. Estas emociones son humanas, cariño, nada más que humanas, no son culpa tuya, ni mía. No grites, baja la voz, todo se puede hablar. Sabes que podemos con esto, sabes que no sentimos realmente lo que nos decimos con maldad, sabes que nos queremos demasiado para esto.

Amiga... Deja que todo se arregle solo. Sonríe conmigo y dame la mano; cuéntame lo que sea, te escucho, al igual que tú a mí. No hay envidia, no hay celos, no hay inseguridad.

Para esa hermana que olvidaron darme... te quiero.




jueves, 4 de agosto de 2011

Bon voyage

Viajar en tren es divertido. Puedes quedarte mirando embobado por la ventana sin ver nada realmente; intentar mirar un punto fijo, hasta que este punto desaparezca haciendo un borrón ante la rapidez del tren; puedes ser mecido por el rítmico vaivén del vagón y dormirte, seducido por el suave zumbido de la maquinaria, que te trae lejanos recuerdos de otros viajes de antaño. Sacar una libreta y escribir, o dibujar un boceto de algo que más tarde tirarás a la basura, charlar con el de al lado, o simplemente, observar y memorizar.
Da igual cuántas horas tengas por delante y cuántas hayas dejado atrás. Todas te parecen insuficientes, cortas y lentas al mismo tiempo. Por un lado, desearías llegar pronto a tu destino, y por otro, no llegar nunca.

Pero tu destino espera. Quizás quieras aplazarlo o adelantarlo, mas el momento llegará tarde o temprano y tienes que afrontar alegrías y tristezas que este te depara.

París te aguarda. Esa ciudad que te hace recordar cosas que nunca has vivido: paseos por por los Campos Elíseos, visitas al Centro Pompidou o al Museo del Lovre, hermosas imágenes junto a la Torre Eiffel.
La Ciudad del Amor, la Ciudad de las Luces... Probablemente, ya jamás quieras volver, tu ciudad te parecerá insignificantemente pequeña y burda, quizás ya no disfrutarás ni de estar bajo el mismo cielo que siempre, añorarás ese cielo parisino que tampoco tiene nada de diferente al tuyo; problemente, exquisitos recuerdos, demasiados recuerdos perdurarán en tu memoria y te harán sonreír de emoción, rememorando cada paso sobre aquel suelo. Un sueño, una ilusión, todo te parecerá fabricado por tu mente engañosa y despiadada, y solo las fotos y algún que otro testigo sabrán con seguridad que estuviste allí.

Miras una vez más por la ventana del tren y piensas de nuevo lo que llevas repitiendo desde hace meses: ''Qué ganas de llegar...¡qué ganas!'', y sonríes acongojado, ni siquiera saber por dónde empezar en ese mar de posibilidades que aguarda pronto tu llegada. Y luego tocará volver... y tus fantasías, tus amores pasajeros, tus ilusiones, todo quedará atrás.

Tal vez te sientas encerrado tras haber paseado por sus calles, tal vez todo te parezca insulso y no seas tan feliz... No tiene por qué pasar, pero, ¿y si pasa...? Solo puedo decirte algo, querido amigo:

Siempre nos quedará París.



PD: Durante unos días, estaré fuera, no sé si el mes entero de agosto o solo hasta la mitad. Me voy de viaje y no sé si conseguiré tener internet allí, así que esta es mi entrada de despedida, hasta próximo aviso. Un saludo a todos, y felices vacaciones (lo que queda de ellas ;D).