jueves, 4 de agosto de 2011

Bon voyage

Viajar en tren es divertido. Puedes quedarte mirando embobado por la ventana sin ver nada realmente; intentar mirar un punto fijo, hasta que este punto desaparezca haciendo un borrón ante la rapidez del tren; puedes ser mecido por el rítmico vaivén del vagón y dormirte, seducido por el suave zumbido de la maquinaria, que te trae lejanos recuerdos de otros viajes de antaño. Sacar una libreta y escribir, o dibujar un boceto de algo que más tarde tirarás a la basura, charlar con el de al lado, o simplemente, observar y memorizar.
Da igual cuántas horas tengas por delante y cuántas hayas dejado atrás. Todas te parecen insuficientes, cortas y lentas al mismo tiempo. Por un lado, desearías llegar pronto a tu destino, y por otro, no llegar nunca.

Pero tu destino espera. Quizás quieras aplazarlo o adelantarlo, mas el momento llegará tarde o temprano y tienes que afrontar alegrías y tristezas que este te depara.

París te aguarda. Esa ciudad que te hace recordar cosas que nunca has vivido: paseos por por los Campos Elíseos, visitas al Centro Pompidou o al Museo del Lovre, hermosas imágenes junto a la Torre Eiffel.
La Ciudad del Amor, la Ciudad de las Luces... Probablemente, ya jamás quieras volver, tu ciudad te parecerá insignificantemente pequeña y burda, quizás ya no disfrutarás ni de estar bajo el mismo cielo que siempre, añorarás ese cielo parisino que tampoco tiene nada de diferente al tuyo; problemente, exquisitos recuerdos, demasiados recuerdos perdurarán en tu memoria y te harán sonreír de emoción, rememorando cada paso sobre aquel suelo. Un sueño, una ilusión, todo te parecerá fabricado por tu mente engañosa y despiadada, y solo las fotos y algún que otro testigo sabrán con seguridad que estuviste allí.

Miras una vez más por la ventana del tren y piensas de nuevo lo que llevas repitiendo desde hace meses: ''Qué ganas de llegar...¡qué ganas!'', y sonríes acongojado, ni siquiera saber por dónde empezar en ese mar de posibilidades que aguarda pronto tu llegada. Y luego tocará volver... y tus fantasías, tus amores pasajeros, tus ilusiones, todo quedará atrás.

Tal vez te sientas encerrado tras haber paseado por sus calles, tal vez todo te parezca insulso y no seas tan feliz... No tiene por qué pasar, pero, ¿y si pasa...? Solo puedo decirte algo, querido amigo:

Siempre nos quedará París.



PD: Durante unos días, estaré fuera, no sé si el mes entero de agosto o solo hasta la mitad. Me voy de viaje y no sé si conseguiré tener internet allí, así que esta es mi entrada de despedida, hasta próximo aviso. Un saludo a todos, y felices vacaciones (lo que queda de ellas ;D).

3 comentarios:

  1. El blog está bastante bien en cuanto a contenido pero en mi opinión para que sea más ameno tendrías que poner fotos entre medias, eso según mi opinión personal pero bueno no te la tomes a pecho porque yo soy una fanática de la fotografia y no cuento xD un besazo y suerte con el blog;D

    ResponderEliminar
  2. Hola Ariadna! Sí que cuentas, la verdad es que lo estuve pensando hace un tiempo y me gustaría hacerlo, pero como ya he dicho en la entrada me voy y no voy a tener tiempo antes de marcharme D: Sin embargo, gracias por todo ^-^

    ResponderEliminar
  3. a mí también me gusta ir en tren ^^

    ResponderEliminar

¡Hola!Gracias por pasarte a comentar. Ojalá no haga falta que te recuerde que no se admiten comentarios que contengan insultos, palabras racistas o machistas, o cualquier tipo de ofensa sin justificación. Cualquier crítica es buena siempre que se hable con propiedad ;D
¡Gracias!